Limpiar las persianas suele ser una labor tediosa, de esas que menos nos gusta realizar. Se sacuden por encima y listo, pero esto no es suficiente. Las persianas son una valle de polvo y por tanto, mientras más dejes que se acumule la mugre, peor será el día que te decidas a limpiarlas.
Persianas de tela
Este tipo de persianas presentan muchos problemas para limpiar. Una forma para la limpieza habitual es aspirar las persianas frecuentemente.
Persianas de aluminio
Las persianas de aluminio también suelen ser complicadas de limpiar, y son las que más se dejan pasar, pero no te preocupes, vamos a darte algunos consejos fáciles para ayudarte con la tarea.
Toma un envase con spray, llena la mitad con agua, hecha unas dos cucharadas de jabón de cocina y sigue rellenando con agua. Primero sacude las persianas (usa un cepillo especial o un paño). A continuación abre hacia a ti la persiana y rocía con el spray, removiendo la suciedad con un paño. Invierte los listones y vuelve a rociar y a limpiar. Siempre es mejor que limpies a primera o a última hora de la tarde para evitar que se queden marcas de gotas de agua en las persianas.
En caso de que la suciedad haya llegado a un caso extremo tendrás que levantar las persianas y sacarlas del enganche. Mételas en la ducha o en algún sitio para limpiarlas con la manguera. Rocíalas con el agua y jabón y dale con agua a presión. Si es necesario, restriégalas con una esponja. Una vez escurridas vuelve a encajarlas.
Persianas de madera
Hay que tener cuidado al limpiar persianas de madera, ya que la excesiva humedad y la abundante agua las pueden dañar y deformar. Limpia las persianas con un paño humedecido con agua tibia. Si hay manchas muy difíciles de sacar dale con un poco de detergente no corrosivo o jabón de cocina. Si no alcanzas puedes poner la toalla en un cepillo y limpiarlas así.
Sabemos que es una tarea poco agradecida, pero ahora ya sabes cómo limpiar tus persianas según el tipo que tengas para no estropearlas y que duren muchísimo tiempo.